Te acuerdas,
de aquellas flores que estaban en el jardín,
Te acuerdas,
ellas no son más bellas que tú.
Te acuerdas,
de aquella mariposa que volaba en la plaza,
Te acuerdas;
ella no es más esplendorosa que tú.
Te acuerdas,
del cántico de aquella ave que vimos en el campo,
Te acuerdas,
tu voz es más sublime que él.
Te acuerdas,
del perfume de aquellas rosas,
Te acuerdas
tu fragancia de primavera la supera.
Te acuerdas,
del colorido de aquel arco iris,
Te acuerdas,
tu piel irradia un resplandor mejor que el de él.
Te acuerdas,
del color de la canela,
Te acuerdas,
el de tu piel me desenfrena.
Te acuerdas,
dime si te acuerdas
porque yo si me acuerdo.
Dime,
dime por favor,
si te acuerdas de esa brisa
que acariciaba tu bello rostro,
dime si te acuerdas.
Dime, si te acuerdas
cuanto estábamos sentados
en el parque,
te acuerdas,
contemplando a todo el que pasaba,
dime si te acuerdas.
Te acuerdas que te regalé una flor,
te acuerdas que a tu lado,
mi corazón late más rápido,
te acuerdas.
Dime,
te acuerdas,
tus suaves manos
al tocarlas
me dejaron paralizado,
te acuerdas,
dime.
Dime,
si te acuerdas
cuando tu sonrisa
me alegraba,
te acuerdas,
y tus palabras
podía yo mismo pronunciar.
Dime,
te acuerdas,
cuando te dije que por ti
haría cualquier cosa,
si, cualquier cosa,
siempre que no vaya en contra de nuestro Dios,
te acuerdas.
Dime,
te acuerdas cuando te dije
con voz lenta y segura
te---te amo,
dime, te acuerdas,
dime, porque yo no me acuerdo,
sólo recuerdo de aquella tarde,
que me dijiste: Yo también te amo.
EL PRINCIPE VERDE
Gobernador de Solerilandia
La ciudad de los solteros felices
