En una iglesia cristiana se congregaban unos jóvenes que eran bien carnales, y también ahí mismo se congregaba una mujer muy hermosa que se vestía un poco extravagante. Su nombre era “Victoria”. El pastor al terminar el sermón preguntó: ¿Cuántos quieren la victoria? los jóvenes al escuchar tal pregunta saltaron de sus sillas gritando:
¡Yo!, ¡Yo!, ¡Yo!
(M. C. Kitty Hawk, NC, USA)
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